Naturaleza y construcción cohabitan en este idílico paraje sueco. Un oscuro exterior, para integrarse en el entorno, contrasta con un luminoso interior, para disfrutar relajadamente de las vistas. Si a esto le añadimos alguna que otra pieza de mobiliario de Alvar Aalto la combinación se presenta totalmente irresistible. Me gusta especialmente ese porche, con su juego de luces y sombras, y como las estancias principales se vuelcan en zigzag sobre él.
imágenes_Åke E:son Lindman vía_yatzer
me imagino el frio fuera y el sol entrando para calentar por dentro. ES muy acogedor
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